Sotaque em Dois Tempos

Percusión, resistencia y los ritmos coloniales del cuerpo

Crack Rodríguez & Marília Mar — Pedra do Sal, Río de Janeiro, 2016
Texto curatorial por The Fire Theory

Una mano levanta el látigo. La otra sostiene un pandeiro. En la cima de la Pedra do Sal, donde la samba fue parida por el sincretismo de la diáspora, el arte acción se entrelaza con la historia de la violencia y del ritmo. “Sotaque em Dois Tempos”—título que juega con el doble compás de la lengua, el cuerpo y la historia—reúne al artista salvadoreño Crack Rodríguez con la artista brasileña Marília Mali en un gesto que es, a la vez, performance, duelo y partitura expandida.

La acción es simple en apariencia: Marília blande un látigo con violencia creciente sobre el cuerpo de Crack, quien se defiende como puede con un pandeiro—símbolo de fiesta, de resistencia rítmica, de negritud celebrada y sobreviviente. Pero este enfrentamiento corporal y sonoro no es un espectáculo, es un ritual. Cada golpe que no logra ser contenido produce una marca, un ardor, pero también un sonido. Cada defensa fallida produce una coreografía de dolor, pero también de memoria. Lo que se escucha no es samba, sino el eco de la esclavitud, del castigo, de los cuerpos castigados que convirtieron su dolor en música.

Aquí la acción dialoga profundamente con la historia del arte político brasileño, particularmente con prácticas como las de Hélio Oiticica y Lygia Clark, que entendieron al cuerpo como campo de batalla sensible, o de Rubens Gerchman y Anna Maria Maiolino, que desafiaron desde el arte conceptual las dictaduras simbólicas del lenguaje y la represión. Pero esta pieza va aún más lejos, hibridando la iconografía del castigo colonial con la potencia sonora de la resistencia popular. El látigo, símbolo inequívoco del poder disciplinador, se convierte en instrumento de percusión involuntaria. El pandeiro, símbolo de la fiesta, se convierte en escudo frágil de humanidad.

Crack Rodríguez, fiel a su práctica artivista latinoamericana, pone su cuerpo en juego como superficie donde se inscriben las tensiones de nuestra historia: lo colonial, lo racial, lo patriarcal, lo estatal. Marília Mar, desde dentro del territorio brasilero, activa esa violencia desde una posición performativa que también cuestiona su lugar: ¿quién porta el látigo hoy?, ¿en qué momentos somos cómplices, y en cuáles cuerpos vulnerables?

La acción se sostiene en la tensión hasta que se rompe: el látigo escapa de las manos de Marília, vencido por el cansancio, la insistencia, el sudor, o quizás por la misma lógica interna del gesto que no puede repetirse infinitamente sin volverse absurdo. Ese instante es el verdadero clímax: el arma cae, y con ella, la estructura de poder se suspende. No hay vencedor. Hay extenuación. La acción no termina con un aplauso ni una redención, sino con la caída del instrumento del castigo.

En el contexto latinoamericano—marcado por la continuidad histórica de la violencia estructural, la represión, el extractivismo y la desmemoria—“Sotaque em Dois Tempos” nos enfrenta con la pregunta central del artivismo: ¿cómo hacer del dolor un lenguaje crítico y no una mercancía? La acción no estetiza el sufrimiento: lo pone en escena con toda su crudeza, pero también con toda su complejidad afectiva. En esa coreografía tensa, cuerpo, ritmo y política se funden.

La obra sugiere que la historia golpea, pero también suena. Y que, en ese doble tempo, los pueblos de América Latina siguen resistiendo. Que cada herida puede ser también un golpe de tambor. Y que cuando el látigo cae al suelo, hay una pausa que no es paz, pero sí posibilidad.Defender con un pandeiro de los latigazos. Hacer percusión con un látigo. para tocar un pandeiro. En la Pedra do Sal donde nació la samba.

“Sotaque em Dois Tempos”: Percussão, Resistência e os Ritmos da Dor Colonial
Crack Rodríguez & Marília Mali — Pedra do Sal, Rio de Janeiro, 2016
Texto curatorial por The Fire Theory.

Uma mão levanta o chicote. A outra segura um pandeiro. No alto da Pedra do Sal—lugar sagrado da memória afro-brasileira e berço da samba—ação e história se entrelaçam em uma performance marcada pela dor, pelo som e pela resistência. Em “Sotaque em Dois Tempos”, o artista salvadorenho Crack Rodríguez e a artista brasileira Marília Mar realizam um gesto tenso, brutal e poético, onde o corpo é território de conflito, compasso e metáfora.

A cena é direta: Marília chicoteia, Crack se defende com um pandeiro. Mas nada aqui é simples. O chicote, instrumento do castigo colonial, fere—mas também produz som. O pandeiro, símbolo da alegria popular, tenta proteger—mas também vibra, ressoa, sangra. A dor se converte em batida. A defesa se torna ritmo.

Esse trabalho dialoga intensamente com a tradição da arte política latino-americana e o legado da performance brasileira—de Hélio Oiticica e suas proposições antissistêmicas, às experimentações de Lygia Clark, passando pela contundência corporal de artistas como Tunga e Rosana Paulino. Ao mesmo tempo, resgata a força da cultura afro-brasileira, especialmente a samba, como forma de luta e invenção nascida do trauma.

A ação avança até que se esgota. O corpo de Marília, suado e cansado, solta o chicote. Ele voa de suas mãos. A violência colapsa. O gesto termina não com vitória, mas com exaustão. O chicote se rende. A performance nos oferece um instante raro de suspensão simbólica do poder.

Crack Rodríguez, figura central no artivismo centro-americano, inscreve seu corpo nas histórias de dor e resistência que atravessam o continente. Marília, ao empunhar o chicote com força crítica e poética, confronta sua própria posição. O que vemos não é apenas uma encenação: é um ritual político, um desmonte da dominação simbólica.

Em tempos de estetização da dor, Sotaque em Dois Tempos propõe uma outra escuta: a escuta do corpo cansado, do gesto que falha, da batida que sangra. Aqui, o chicote marca o tempo do trauma, e o pandeiro vibra como um escudo precário. Nesse espaço entre som e silêncio, entre violência e resistência, ouvimos a história ecoar no ritmo ferido da América Latina.

“Sotaque em Dois Tempos”: Percussion, Resistance, and the Rhythms of Colonial Pain
Crack Rodríguez & Marília Mali — Pedra do Sal, Rio de Janeiro, 2016
Curatorial text by [Your Name]

A hand raises the whip. Another holds a pandeiro. On top of Pedra do Sal—birthplace of samba and site of Afro-Brazilian memory—performance and politics converge in a sharp, painful choreography. In “Sotaque em Dois Tempos” (Accent in Two Tempos), Salvadoran artist Crack Rodríguez and Brazilian artist Marília Mar stage a duet of rhythm and resistance, of pain and percussion, of power and exhaustion.

The setup is deceptively simple: Marília strikes with a whip, while Crack defends himself with a pandeiro. The whip is a symbol of punishment, colonization, forced discipline. The pandeiro is a symbol of celebration, rhythm, and cultural survival. Yet here, these roles collapse into one another. The whip does not only hurt—it makes sound. The pandeiro does not only defend—it absorbs blows and resonates.

This action enters a deep dialogue with Latin American political art and Brazilian performative traditions—from Hélio Oiticica’s anti-institutional aesthetics, to Lygia Clark’s relational objects, to the embodied protest of contemporary artivism. It also channels the energy of samba as a form of survival and invention by formerly enslaved communities. In Sotaque em Dois Tempos, samba is not danced—it is endured.

The performance accumulates tension, and then—suddenly—breaks. Exhausted, sweaty, nearly collapsing, Marília loses grip of the whip. It flies out of her hand. The instrument of pain gives up. It is a stunning moment: not of victory, but of depletion. No one wins. There is only exhaustion, and the resonance of what has been endured.

Rodríguez, a central figure in Central American artivism, inserts his body into the histories of violence, coloniality, and precarious survival that define much of Latin America. Marília, from within the Brazilian context, activates the whip not to reproduce domination, but to confront it through embodied metaphor. Their performance is both a ritual and a refusal.

In a time when spectacle often consumes trauma, Sotaque em Dois Tempos reclaims slowness, repetition, exhaustion, and sound as forms of poetic resistance. The whip becomes a metronome of the unresolved. The pandeiro becomes a fragile shield of dignity. In this dialogical tension, we hear history echo, and feel the rhythm of a continent still learning how to turn wounds into songs.

Deja un comentario